El colorista internacional

bands-menu-1k copy

Valoro como una experiencia muy interesante trabajar como colorista para clientes de otras culturas: te enriquece la diferencia de percepciones y te hace ser consciente de aquello que aparenta ser común en el gusto humano. Mi trabajo a grandes rasgos consiste en «embellecer» una imagen (hacer que cumpla normativa Broadcast o DCI es un plus que regalo) y en última instancia no hay leyes matemáticas que te garanticen siempre obtener algo que sea bonito para todo el mundo.

Con clientes árabes he aprendido que el color «ORO» no es amarillo, sino un color propio y con profundas implicaciones religiosas y culturales. Fuera del oro, el verde intenso como los jardines del Edén es deseable aunque para ellos las caras parezcan sembradas con césped.

Con clientes Chinos he entendido que una imagen excesivamente blanca se veía como algo cercano al luto y a la muerte.

Con clientes Dominicanos he aprendido que los esquimales pueden tener 42 palabras para la nieve pero que estas se quedan cortas comparadas con las 142 palabras que usan aquí para definir las diferentes tonalidades de piel (y «blanco» empieza muyyyyyy pronto en la escala dominicana). Yo suelo responderles que blanca es la leche, la sal y las paredes enyesadas, yo personalmente me considero más «rosa cerdito» que blanco….

Con clientes Hindús he entedido que existe algo así como un «color inglés-europeo» y que eso es inflexiblemente bueno….Las caras son bellas en tanto pálidas, nada, nada, ni migita de subirle la saturación a la piel.

Con clientes americanos descubrí que salirse de señal broadcast implica arder en el infierno y perder un trabajo

Con clientes japoneses me hicieron ver que si me dan una referencia de una foto, no es para que sea una inspiración creativa y primer paso en una conversación, es para que LITERALMENTE todos y cada uno de los colores  en la escala coincidan.

Con clientes españoles he descubierto que el trabajo de un colorista consiste en operar un 20% del tiempo e intentar cobrar un 80%.

Toda esta divagación es para presentados una lista de consejos que creo que funcionan bastante bien a la hora de encarar un trabajo con cualquier cliente, da igual el background cultural compartido (o no)

RECOMENDACIONES DE YOYI SOBRE EL TRABAJO DE  COLORISTA 

Principal y más importante, si mantienes este casi puedes olvidar el resto: TIENES QUE TENER CRITERIO PROPIO SOBRE EL COLOR. Efectivamente puedes considerar que tu trabajo es servir las órdenes de un cliente y casi casi comportarte como un intermediario robótico. Haz eso y serás tratado (y abandonado) como la máquina que finges ser. Un colorista es otro tipo de mamífero, es una persona que trabaja manipulando la imagen con más frecuencia que su cliente y por lo tanto se le presupone la capacidad de tener «criterio» y aconsejar sobre el mejor resultado al que se puede aspirar con la imagen que traen.  Tú no impones, escuchas las peticiones que te hacen, si te dan directrices exactas (hazme una máscara, sube la saturación, etc…) las cumples, pero además eres el guía que evita perdieres en los pantanosos campos de la posproducción, y siempre que lo veas claro  para dar una solución usa estas palabras: «si me permites sugerir, tal vez quisieras probar X o Y procesos».

Haz eso suficientes veces (y ten éxito en las sugerencias) y te aseguro que el cliente confiará tanto en tí que te pedirá corregir contigo 1 o 2 planos para asentar el criterio para luego dejarte trabajando sólo (secreto: a la mayoría de la gente -incluidos DPs- estar en sale les aburre).Ojo, esto tampoco es deseable, porque la corrección requiere de un criterio último sobre lo que constituye «bonito» lo cuál me lleva al siguiente punto…

EXIGE/DEMANDA/IMPLORA/SUPLICA (en escala decreciente) que haya una sola «voz» que de por válido tu trabajo, intentar corregir color con un DP/DIRECTOR/PRODUCTOR/AGENCIA para que luego venga la AGENCIA/PRODUCTOR/DIRECTOR/DP y exija ir en dirección contraria es un trabajo muy frustrante. Cúrate en salud y descubre antes que pronto quien tiene suficiente potestad como para establecer el criterio de lo «BUENO&BONITO». Un pequeño truco para ello es pensar «¿quién está pagando tu jornada?».

Dicho esto, en el caso de que te toque la buena fortuna de trabajar con un DP en sala, porque se ha establecido que en definitiva su criterio es el único válido (poco frecuente): la relación de un DP con un colorista es como la de un feligrés con su confesor, usan la sala para buscar salvación por sus pecados, no para que le fustiguen por sus errores, así que dale una conversación jovial, animada y salvadora: que no suene a enjuiciamiento, omite comentarios del tipo («esto ha quedado oscuro/mal balanceado/FEO»). Al final quien habla bien de tu trabajo y tu mejor aliado es él/ella así que haz que te consideren su aliado ante la caos y el dolor.

Enuncia en voz alta cada uno de los pasos que estás dando, como si fueras la tripulación de un submarino o un sistema operativo en modo «VERBOSE»: «Señor, ahora estoy subiendo la saturación / aplicando una máscara circular / seleccionando una secundaria / comparando con la imagen sin corrección, etc..». Esto tiene varias ventajas: primero, al hacer saber cada uno de tus pasos de manipulación el cliente dejará instintivamente de mirar por encima de tu hombro y soplarte la nuca para conocer exactamente lo que tocas; segundo, evitas que se distraiga (muy frecuente) y consigues de él que siga tus razonamientos y que pueda pedirte ir hacia atrás rápidamente pasos que has dado («lo que has hecho antes de la máscara, por favor déjame ver la imagen sin ella») y en definitiva colaborar y llegar a una relación armónica.

No trabajes más de 30 minutos seguidos. En serio, no lo hagas. Si tienes la fortuna de ser fumador como yo, ya tienes la excusa perfecta para poder airearte, si no siempre puedes tirar de cafés-zumos-kitkats. Al salir y volver a entrar no te pongas a trabajar inmediatamente con un plano nuevo, más bien repasa lo que has hecho en la última media hora.

No mires más de 25 segundos seguidos un fotograma estático. A partir de ese momento tus ojos te están engañando como bellacos. Para evitarlo es útil imaginarse como un JEDI al cuál le han puesto el casco cegador  en la prueba de la dichosa bolita voladora y dejarse llevar por lo que TÚ crees que es la imagen. Sentir la fuerza, cómo están jugando entre sí los colores, qué está sucediendo con la luz cuando cambias la temperatura o qué consecuencias tiene en la saturación el hecho de variar la proporción de ROJO-AZÚL (los que hayáis asistido a mis clases os acordaréis de cuánto me gusta citar el YING-YANG o el balancín RGB). Cuando lo hayas interioridad contrapésalo con lo que te dicen el RGB PARADE y el vectorscopio y ENTONCES mira la imagen. corrige rápidamente y dale PLAY.

Esto me lleva al siguiente punto, muchas veces ignorado, NO PERMITAS QUE TU CLIENTE CONTEMPLE UN MONITOR DONDE HAYA UN FOTOGRAMA ESTÁTICO!!!!!!!. Ellos también pierden su capacidad de percibir el color  si se ven mucho tiempo expuestos a la misma imagen y en definitiva, necesitas poder fiarte del feedback que te dan ante tu trabajo. Yo suelo «sugerir» que no miren el monitor hasta que haya acabado de trabajar y suelo indicarles cuando es conveniente hacerlo y cuando no. Si me plantean algún problema por ello les hablo de oftalmología, el sistema de carga de color del ojo humano y demás jerigonzas que tuve que aprender en su momento y rara vez insisten después de escucharme.

En sala, sonará tiquismiquis y excesivo pero garantizo que no lo es: procura llevar ropa gris-negra. Esto es debido a que muchas veces estás en la trayectoria de visión del cliente al lado del monitor y ya he hecho varias veces la prueba de que el color que uno lleva puesto es el que desaparece inmediatamente de la percepción del cliente debido a un efecto contagio. No tiene sentido acondicionar una sala con luz indirecta, paredes grises o directamente luces apagadas, para que rompas ese cordón sanitario con tu ropa. Reid lo que queráis y llamadme exagerado pero mi experiencia me dice que esto es MUY real.

Ok. Con este concluye mi primer artículo escrito desde el Caribe, concretamente desde República Dominicana; Malandrines, sabed que estoy aquí por una temporada motivado por un trabajo como operador de Mystika, y a pesar de lo que pueda pasaros por la cabeza aquí no todo son playas paradisíacas, cocoteros, bachata y ardientes mulatas…. también hay salas de color!!!!! (Resolve, Scratch y Mystika)

8 comentarios de “El colorista internacional

  1. Frank Marin dice:

    Gracias Yoyi, fantastico, siempre se aprende!

    Pero si a mi me habian dicho que en el Caribe solo había playas, tias buenas y mojitos…. el maravilloso y glamuroso mundo del cine, como sabemos los que trabajamos en el, como es en verdad…

Deja una respuesta